Seguro que las conoces, o como hemorroides o las populares “almorranas”.
¿Qué son las hemorroides?
Son varices o inflamaciones de las venas en el recto y el ano.
Anatómicamente son dilataciones de los plexos, almohadillas de tejido submucoso donde están contenidas las vénulas y arteriolas superficiales del conducto anal. Son tres y están localizados en la pared lateral izquierda, pared lateral derecha y en posición media posterior y funcionan en el mecanismo de continencia de las heces.
Según su localización pueden ser externas o internas. Y a su vez, dentro de las internas, éstas pueden clasificarse en internas de primer a cuarto grado. Pero sin adentrarnos demasiado en su morfología, en el post de hoy queremos contaros en qué casos debemos acudir al médico, cual es su clínica, sus causas, como prevenirlas y su tratamiento.
¿Cuáles son las principales causas de las hemorroides?
Son múltiples las causas, a continuación os enumeramos las más frecuentes:
Estreñimiento: La ingesta pobre de líquido, el bajo consumo de alimentos ricos en fibra, no ir al baño cuando se tienen ganas, la falta de ejercicio físico o el estrés son algunos de los desencadenantes de padecer estreñimiento.
Sedentarismo: Y no solo hablamos de no hacer ejercicio, también de ocupaciones sedentarias, esfuerzos durante el trabajo o la necesidad de mantenerse de pie durante tiempo prolongado influye en su aparición. El sistema de drenaje de esta zona no tiene válvulas, de ahí, que la posición erecta del hombre aumenta la presión en el interior de las venas hemorroidales y predispone a padecerlas.
Malos hábitos a la hora de defecar, algo muy frecuente, es permanecer mucho tiempo sentado en el inodoro, lo que hace que se ejerza mucha presión en la defecación.
También existe predisposición familiar.
Además, las hemorroides, pueden ser un signo o síntoma de otra enfermedad. Puede existir una obstrucción debida a afecciones cardíacas, o cirrosis hepática.
El embarazo, éste es una de las causas más frecuentes de hemorroides entre las mujeres más jóvenes.
El uso habitual de ciertos fármacos, como antihipertensivos, antidepresivos, medicamentos destinados para el tratamiento del dolor, entre otros.
¿Qué síntomas son los más comunes de las hemorroides?
Los más frecuentes son dolor y presencia de sangre roja por el ano, bien en forma de gotas cuando vamos al baño o en el papel higiénico, este sangrado suele ser escaso (en caso de existir un sangrado abundante, debemos acudir al médico). Otros síntomas son el picor y el escozor, aunque no son síntomas exclusivos de este problema.
Lo que hay que destacar, es el hecho de que en las hemorroides internas, el sangrado no se suele acompañar de dolor, mientras que en las externas la presencia de dolor es muy habitual.
Cuando se produce un dolor agudo durante la defecación puede indicar la presencia de una fisura anal (desgarro en la piel del canal anal). Otro signo es la secreción de moco y la sensación de que el recto no está completamente vacío.
¿Qué tratamientos existen para las hemorroides?
Hay tres abordajes diferentes, las medidas higiénico-dietéticas, la farmacoterapia y la cirugía para aquellos casos donde las anteriores no han resultado suficientes.
Entre las medidas higiénico-dietéticas hay que destacar:
Baños de agua tibia 3 o 4 veces a la semana, con una duración entre 10-15 minutos.
Aplicación de forma local de frío.
Evitar reprimir la defecación. Procurar ir de forma diaria al baño y evitar estar mucho tiempo sentado.
Para la limpieza, se recomienda el uso de toallitas específicas.
Incorporación de fibra en la dieta. Se recomienda una ingesta de 15 a 20g diarios de fibra.
¿Qué tratamientos farmacológicos existen para el tratamiento de la hemorroides?
Se basa principalmente en el uso de fármacos que ayuden a regular el tránsito intestinal y/o estreñimiento, y el uso de antihemorroidales tópicos.
En el caso de administrar laxantes, conviene optar en primer lugar por un laxante formador de masa, que absorbe agua y aumenta el tamaño del bolo fecal (Plantago ovata, metilcelulosa y salvados). Si no hay respuesta, se pasaría a un laxante lubricante o emoliente, con agentes tensioactivos aniónicos que reblandecen el bolo fecal (docusatos y aceite de parafina). Y tan sólo en aquellos casos más extremos se usaría la alternativa de laxantes estimulantes de la motilidad colónica como el sen (pero tan solo dos o tres días). En el caso de las hemorroides, se debe evitar el consumo de laxantes que sean irritantes (bisacodilo, picosulfato sódico, aceite de ricino….), enemas o supositorios de glicerina porque pueden empeorar el cuadro.
En cuanto a los antihemorroidales tópicos, antes de decantarse por uno y otro, deberemos tener en cuenta, las características de cada uno, embarazo, edad, síntomas (picor, dolor, sangrado, antecedentes…), composición del fármaco en cuestión para evitar interacciones con otros posibles tratamientos que estéis usando, entre otros.
Anestésicos locales: Se utilizan para reducir el dolor y el prurito, produciendo una reducción de la actividad de las terminaciones nerviosas sensoriales de la zona afectada. Lidocaína, benzocaína….
Protectores: Su finalidad es formar una barrera en la superficie cutánea que ayude a prevenir la irritación y la pérdida de humedad de la piel. Óxido de Zinc, calamina, vaselina…..
Calmantes: Provocan sensación de frescor de la zona, que alivia la sensación de estimulación de las terminaciones nerviosas, disminuyendo la sensación dolorosa. Mentol, clorofila…..
Antisépticos: Para reducir de forma temporal y/o evitar el riesgo de infección. Resorcinol, ácido bórico….
Antiinflamatorios: Actúan reduciendo la inflamación y el picor. Un ejemplo sería la hidrocortisona, betametasona….
Vasoconstrictores: Tienen acción antiexudativa y antiedematosa. Ruscogenina, rutósidos, derivados del castaño de indias, etc. Protegen las venas de la zona para evitar una dilatación anormal.
Como podéis apreciar, las alternativas son muchas y es de vital importancia a través de la información que nos proporcionéis, el que podamos haceros una recomendación terapéutica lo más adecuada para cada uno de vosotros.
Fuente: https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-hemorroides-13072121
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